Y volvió a pasar...hubo noche de teatro. Con una obra que pudo hacernos pasar de la risa a las lágrimas en cero coma. Te enseñaba a mirar el vaso medio lleno hasta en las peores situaciones, a dejar de ser tan materialistas y fijarnos solo en lo que de verdad importa. Y más si le sumas a la situación actual un alzheimer que va a hacer que te olvides de tu pasado. Que a parte de sufrir la persona afectada, la gente de su alrededor tampoco lo va a pasar bien. Y por todo ello te das cuenta de que guardamos cosas y recuerdos que ocupan un espacio que muchas veces solo es físico porque en tu mente ya ni existen. Que tu pasado se puede borrar y vas a tener un futuro incierto cada mañana. Que deberíamos hacer una limpieza general cada semana, pero una limpieza de verdad. Que hay frases que se te clavan y que te hacen reflexionar sobre como estás encaminando tu vida. Sobre si te gusta lo que hay a tu alrededor o si quieres que cambie. Sobre si te merece la pena dedicar minutos a personas que no te regalarían ni uno de los suyos. Tantas reflexiones y tan poco tiempo para dedicarlo a ello que tengo miedo de que todo caiga en un saco roto y se quede en nada.
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