A todos nos gusta presumir de que tenemos las riendas de nuestra vida. Pero en realidad el pensar que controlamos nuestro destino es una simple ilusión. Podremos elegir a los amigos, el trabajo (hoy en día cada vez menos), a quien amamos y a quien odiamos, lo que queremos ser y en quien nos queremos convertir. Pero hay otras muchas cosas que no podremos decidir. No podemos escoger en que parte del mundo naceremos, ni en que familia, ni si seremos ricos o pobres, al igual que no podemos decidir cuando surgen o se acaban los sentimientos. Por eso cuando tenemos potestad de elegir ciertas cosas no sabemos como van a acabar. Creeremos que lo podemos controlar pero no...Siempre habrá algo o alguien que nos sorprenda. Por lo que es mejor no intentar controlar NADA. Todo fluirá si tiene que fluir y TODO terminará cuando llegue su momento.
PORQUE NADA ES PARA SIEMPRE
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