La escuela de la desobediencia

Terminó el primer semestre de teatro. Y con él una obra que enseñó al público que las mujeres también sentimos placer sexual. A pesar de que estamos en el s. XXI hay personas que les cuesta hablar de estos temas, que se ofenden o que piensan que las mujeres no sentimos con la misma intensidad que el hombre. Por ello escuchando las risas del público, te das cuenta de que todas tenemos los mismos sentimientos pero que no todas se atreven a llamarlo por su nombre. Y de las actrices que decir, menuda interpretación!!

Me da pena que se hayan terminado (por ahora) estas noches de teatro. Porque no sólo se quedaban en el lugar físico, sino que iban acompañadas de momentos especiales. Cada una distinta a la anterior y no por ello menos importante. Con comentarios de la obra que acabábamos de ver, con anécdotas que se quedan guardadas en el recuerdo,  con confesiones agravadas por los efectos del alcohol, con una timidez espontánea  y sin razón aparente, con reflexiones de todo lo acontecido en esas noches y que te llevan al mismo punto de partida pero con demasiada información como para volver a coger el mismo camino.