Vamos creciendo y aumentando nuestros sueños. Miramos al futuro con ojos jubilosos porque allí será todo como imaginamos.
Pero llega ese día, ese futuro, y todo sigue igual. Nada ha cambiado, solamente los años. Tú eres más viejo, y por una u otra razón permanece todo intacto pero con menos tiempo de reacción. Tus sueños no se cumplen y echas la culpa al futuro, a que no lo soñaste con demasiada fuerza, pero no....la culpa es solo tuya porque no has hecho nada para que cambie. Solamente te dedicaste a soñar. Pero los sueños...sueños son...Y te paras a pensar, tomas aire, das un paso hacia atrás para coger impulso y ante todo no cometer los mismos errores. Sin embargo, de repente, algo se cruza en tu camino...eres tú, si tú,...hace unos años...advirtiéndote de que esto podía volver a ocurrir, y haciéndote prometer que pasara lo que pasara no volvieras a caer en el mismo lugar. Pero ya se sabe...el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. No obstante, gracias a tropezar, a caer y a volvernos a levantar vamos construyendo nuestra vida. Esa vida que a lo mejor no es como la soñamos, pero sí como en cada momento la queremos vivir.
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