Las estelas de los aviones pueden parecerse a nuestros destinos.
Es como, si de un momento a otro, fueran a chocar y saltaran chispas, pero no. Nuestras vidas simplemente se cruzarán. Sin siquiera darnos cuenta que la otra persona está ahí, sin darnos la oportunidad de conocerla.
Que caprichoso es a veces el destino!
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